EL MAESTRO COMO ACTOR IMPORTANTE EN EL PROCESO
EDUCATIVO
Uno de los actores importantes en el proceso educativo es el maestro, quién
tendrá una influencia positiva o negativa según como sea manejada la relación
maestro-alumno(a). Es necesario que los maestros favorezcan un clima de
confianza, colaboración, solidaridad, donde las interacciones se den de manera
“Estudio de la Inclusión Educativa para los niños y niñas de edad Preescolar”
Afectuosa, cercana y sobre todo con respeto, donde se pueda percibir apoyo tanto
de los maestros, directores de las instituciones educativas, para de esta manera
lograr altos niveles de autoestima, seguridad, rendimiento escolar en cada una de
las actividades de los niños y niñas desde muy temprana edad.
“El papel de mediador del maestro de preescolar en los procesos de inclusión, es
entonces el de un dador de significados, el de un investigador incansable de
“mediaciones pedagógicas” que posibiliten la aceptación, el reconocimiento y la
atención a la diversidad, entendida en su magnitud, diferencias que en vez de ser
homogenizadas se deben potenciar y es en la temprana infancia el período de
vida donde los seres humanos consolidan de la mano con las personas que los
rodean los procesos que los diferenciaran el resto de vida, es aquí donde se
consolidan en el niño los procesos de individuación y de socialización”. (Builes)
Como maestros debemos enfatizar nuestra atención en el área socio afectiva de
los niños y niñas, ya que esta área nos permite interacciones constantes entre el
niño consigo mismo, con el medio y con sus pares, donde su base es la
comunidad en la que se desenvuelve, porque él se convierte en participe de la
inclusión expresada a diario mediante el compartir con sus amigos(as), colaborar
en actividades grupales que hacen que todo individuo se desarrolle con
autonomía, seguridad y sobre todo donde él se sienta parte de un grupo.
Los docentes creativos, con una mentalidad abierta a los cambios tendrán la labor
de permitir a todos los niños(as) experimentar, crear y mantener relaciones
interpersonales satisfactorias. Desechando prejuicios que se ven muchas de las
veces impregnados en nuestra cultura y los cuales resultan nocivos al momento
de nuestra practica de enseñanza- aprendizaje y de la búsqueda del bienestar
emocional de nuestros niños durante su formación. Los prejuicios a los que nos
referimos los ejemplificaremos a continuación: cuando llega un nuevo año escolar
“Estudio de la Inclusión Educativa para los niños y niñas de edad Preescolar”
La directora informa sobre el grupo del cual estaremos a cargo, nosotros al
momento de que escuchamos que un niño(a) tiene algún tipo de necesidad
especial, desde ese instante se nos vienen ideas de que con aquel niño no
podremos avanzar como con los otros, que nos entorpecerá el trabajo con el resto
de compañeritos(a), en fin antes de conocer a la persona comenzamos a
establecer criterios, a fijar metas a formar perspectivas que pudieran ser distintas
si abriéramos nuestra mente, nuestras ganas de seguir aprendiendo mediante
estas grandes pruebas que nos presenta la vida, porque de los niños podemos
aprender y seguir creciendo como seres humanos, profesionales, alcanzando
grandes logros, creando, buscando diferentes estrategias de enseñanza y no
sumergiéndonos en la mediocridad al seguir haciendo lo de siempre.
Los niños esperan que sus maestros, den siempre respuestas oportunas, con
respeto a sus necesidades para de esta manera no sentirse excluidos del
sistema. Es importante que los docentes creen clases que permitan a todos los
niños(as) desenvolverse con libertad, respeto y que las diferencias existentes
constituyan un reto, un reto para luchar contra nuestras propias expresiones,
prejuicios, currículo, para de esta forma poder hablar de una verdadera inclusión.
“No podemos cambiar la percepción de todas las personas del entorno, pero
somos responsables de nuestras propias percepciones: de identificarlas,
analizarlas, de contrastarlas con la realidad, de cambiarlas o de mantenerlas “.
Según un experimento realizado a finales de la década de los sesenta por el
psicólogo Robert Rosenthal, se descubrió que las expectativas de los maestros se
reflejan en el desempeño de los alumnos, pues los maestros al saber que sus
alumnos tienen potencial o son más brillantes que otros, ellos visualizan buenos
resultados desde el inicio. Estos resultados no dependen exclusivamente de la
“Estudio de la Inclusión Educativa para los niños y niñas de edad Preescolar inteligencia de los niños(as), sino de la atención, apoyo, tiempo que el educador
brinda hacia sus alumnos con potencial, lo cual permite a los niños alcanzar los
resultados que sus maestros desean de ellos.
En este descubrimiento se concluyo que “mientras más altas son las expectativas
que tiene una persona respecto a otra, más probable será que ésta última logre
resultados positivos’’
En nuestra práctica como docentes, muchas de las veces nos dejamos llevar por
comentarios de maestros anteriores a nuestro nivel, dejando infiltrar prejuicios,
estereotipos, encasillándolos, sin darles la oportunidad a las niñas y niños de
poder demostrarnos sus capacidades, destrezas y habilidades antes de juzgarlos.
Cada ser humano posee un tipo de inteligencia y es deber de los docentes
descubrir en sus alumnos que inteligencia posee cada uno de ellos y sacarles
provecho de las mismas. Si todos los maestros cambiáramos nuestras formas de
pensar y diéramos paso a nuevos métodos de enseñanza, pensados en cubrir
las necesidades de todos los alumnos y siempre buscando para los niños y niñas
un desarrollo integral, en ese momento comenzaríamos hablar de una verdadera
Inclusión Educativa, en una Inclusión Educativa sin distinciones, preferencias, sin
etiquetas culturales que deben romperse desde ahora y comenzar un nuevo y
mejor estilo de Educación.
Si empezamos por cambiar nosotros, este sueño de la Educación Inclusiva no
será tan sólo una utopía, lo podemos lograr si nos lo proponemos. Es un camino
largo por recorrer pero no imposible, donde el requisito esencial es
comprometernos a abandonar viejos prejuicios de un sistema educativo
enraizado que persigue elementos equívocos en el ejercicio de la labor, el
trabajo en sí está en crear una sociedad democrática como lo dice: ”Una sociedad es democrática en la medida en que facilita la participación de sus
bienes de todos sus miembros en condiciones iguales y que asegura el reajuste
flexible de sus instituciones mediante la interacción de las diferentes formas de
vida asociada. Tal sociedad debe tener un tipo de educación que dé a los
individuos un interés personal en las relaciones y el control social y los hábitos
espirituales que produzca los cambios sociales sin introducir desorden”
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