Liquidos de agua niños
Hay que beber antes de tener sed. Y mientras en un adulto el reflejo de la sed se reconoce y se sacia con mayor o menor prontitud, en un niño, siendo como son muy vulnerables a la deshidratación, hay que ayudarles a desarrollar los mecanismos de detección de la sed.
Los niños
no reconocen el reflejo de la sed como lo
hacen los adultos. Por ello hay que cuidar que ingieran suficientes
líquidos incluso aunque no lleguen a sentir sed, del mismo modo que les
enseñamos a cepillarse los dientes aunque no sientan gérmenes en su
boca.
Especialmente
vulnerables a la deshidratación,
hemos de considerar que sus niveles de agua corporal promedio son del
65% y más en casos de niños menores de 3 años. Un bajo nivel de agua
corporal dificulta el proceso de termorregulación, que es el mecanismo
por el cual mantenemos la temperatura corporal, entre otras funciones.
Más sed, más cansancio
Con una pérdida del solamente el 1% de agua corporal sentimos sed. Para
llegar a sentirla las células han comenzado a acusar este déficit de
agua y afecta ligeramente a ciertas reacciones metabólicas. Cuando este
porcentaje aumenta al 2% se percibe una falta de rendimiento y
resistencia.
La falta de líquido a un niño le afecta con forma de
apatía, menos capacidad de
concentración y en sus actividades lúdicas y deportivas. Pérdidas del 5-10% producen
calambres
musculares y desequilibran funciones de órganos, como el corazón cuyo
funcionamiento depende de un equilibrio electrolítico y de otras sales,
como el sodio y el potasio.
Los niños deben tomar entre
6-8 vasos de agua al día. Para una medida más exacta, calcular el peso y proporcionarles 50-60 ml por kilo. Los lactantes 150ml por kg de peso.
No hay que olvidar que las pérdidas de agua en el cuerpo se dan de
forma insensible a través de la piel, de la respiración y de forma
sensible por medio de la orina y las heces. Mantener el balance líquido
supone equilibrar las pérdidas con la ingesta de líquidos. Para realizar
esto, a través de la ingesta de líquidos ¿nos sirve cualquier líquido?
Veamos.
¿Hidratan igual todos los líquidos?
La hidratación consiste en
reponer el agua que hemos gastado El
cuerpo en su medio interno no utiliza gaseosa, cola y otros. Utiliza
agua. Cuando una bebida lleva cafeína, conservantes, exceso de azúcar
hemos de considerar que el cuerpo utilizará parte del agua que le
aportan estas bebidas en metabolizar componentes que debe eliminar.
Además la cafeína tiene efectos diuréticos y extrae agua del cuerpo.
Hidratan y empobrecen el organismo a la vez.
Las bebidas con gas “sacian” en falso, porque el gas llena e impide tomar la cantidad de líquido que sería recibida por el estómago si la bebida no contuviese gas.
Las bebidas más hidratantes, a parte del agua son los
zumos naturales,
porque no aportan calorías vacías y sí vitaminas y sales minerales.
Además nutren y revitalizan el sistema digestivo, entre otras virtudes.
Los
caldos también hidratan, aportando agua a la dieta.
Se considera que son caldos caseros que no contienen potenciadotes del
sabor, simplemente sal; lo mismo ocurre con las tisanas fáciles de tomar
por los niños, como la manzanilla, el poleo, la hierbabuena, rooibos.
Podemos mezclar las tisanas con zumos y tomarlas en frío o calientes.
Cuando salgamos con los niños a comer, es ideal motivarlos a consumir
bebidas que sean adecuadas para cumplir estos requisitos. Un buen sitio
para llevarlos a merendar es una zumería. Cuanto antes empecemos menos
deberemos corregirlos después. Esas bebidas también nos convienen a
nosotros. Si los niños ya están viciados, tengamos paciencia para que
poco a poco hagan mejores elecciones para su salud.